Francia

Site archéologique et musée d’Ensérune

El museo y el oppidum de Ensérune, gestionados por el Centro de los monumentos nacionales, presentan al público los resultados de un siglo de excavaciones arqueológicas en una importante ciudad gala en el Mediterráneo. El museo presenta una de las colecciones más ricas de armas y cerámicas galas, ibéricas, griegas y romanas procedentes de las excavaciones de la necrópolis del oppidum, con casi 500 tumbas. Situado entre las Cevenas y los Pirineos, el oppidum de Ensérune protegía una sociedad mixta, punto de encuentro entre una población autóctona, poblaciones originarias de la cuenca mediterránea y de Europa continental.

Ensérune – Vista del barrio sur del oppidum

©  L. Izac - Centro de los monumentos nacionales

Un siglo de investigaciones y de puesta en valor del oppidum

Ensérune constituye un caso único, en el contexto arqueológico del sur de Francia, de puesta en valor de un oppidum celta con uno de los primeros museos de sitio creados durante la década de 1930. La historia del oppidum se inicia a partir del descubrimiento, en 1916, de un excepcional conjunto de tumbas de guerreros celtas, ricamente dotadas, que contribuyó a su conocimiento mediante la creación de una escuela de arqueología bajo la tutela de la Universidad de Montpellier, desde los años 1950 hasta su progresiva puesta en valor durante las últimas décadas. Un siglo de excavaciones de la necrópolis y de la aglomeración protohistórica ha permitido la constitución de una colección única en el sur de Francia: armamento celta, cerámicas griegas, itálicas e ibéricas, un corpus de inscripciones ibéricas único en la Galia, un rico conjunto monetario y joyas celtas y mediterráneas de referencia.

Un punto de encuentro entre civilizaciones

La colina de Ensérune, lugar de vigilancia implantado en la cima de una paleoterraza de la era secundaria, mira hacia la antigua ciudad de Béziers, más allá del río Orb. Constituye un punto de encuentro histórico entre la bahía de Agde, una colonia portuaria griega, y los distritos mineros de la Montaña Negra, ricos en cobre y plata. La ocupación protohistórica está situada en una ruta estratégica que comunicaba el mundo ibérico con la Italia etrusco-romana a través de la vía Heraclea y luego la Domitia, cuyos trazados transcurrían al pie del oppidumEsta dimensión específica de Ensérune explica, en parte, el éxito del oppidum desde el siglo VI a. n. e. hasta el siglo I d. n. e. Establece un verdadero liderazgo como plataforma de intercambios económicos (vinos, cereales, minerales, etc.) y culturales (monedas, escrituras, arquitectura, religión, etc.) entre las cuatro grandes civilizaciones mediterráneas: celtas, griegos, romanos e iberos.

Una necrópolis única en Europa

La riqueza de los materiales encontrados en las casi 500 tumbas de la necrópolis de Ensérune, que se datan entre la segunda mitad del siglo V a. n. e. y finales del siglo III a. n. e., testimonia su posición única en el Mediterráneo noroccidental.  El tratamiento que se aplica a los cuerpos, en todos los casos, es la incineración y se encuentran representadas todas las franjas de edad. Se encuentran tumbas sin urna cineraria hasta principios del siglo IV a. n. e., que coexistían con otras tumbas que disponían de un osario que, en la mayoría de los casos, consisten en una urna o una jarra de pasta clara. A partir del siglo IV a. n. e., se observa un cambio significativo en los depósitos funerarios: en esta época, rara vez el osario es la única urna presente en la tumba. El difunto se ve acompañado de sus objetos personales, quemados con él, especialmente armas, a la vez que los depósitos de fauna se multiplican. Las diversas ofrendas funerarias son testimonio de los intensos contactos culturales que tuvieron lugar durante este período con el mundo ibérico, griego y lateniano.

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